Durante la guerra anglo-francesa (1213-1214), una fuerza de invasión inglesa desembarca en La Rochelle en Francia.

La guerra anglo-francesa fue un gran conflicto medieval que enfrentó al Reino de Francia contra el Reino de Inglaterra y varios otros estados. Se luchó en un intento de frenar el poder creciente del rey Felipe II de Francia y recuperar las posesiones continentales angevinas que el rey Juan de Inglaterra le había perdido una década antes. Es ampliamente considerada como la primera guerra de coalición anti-francesa y llegó a su fin en la decisiva Batalla de Bouvines, donde Felipe derrotó a Inglaterra y sus aliados.

El ducado de Normandía, que alguna vez fue un lugar de conflicto entre Ricardo I de Inglaterra y Felipe II, creció hasta convertirse en uno de los puntos calientes de las guerras anglo-francesas medievales, ya que el rey de Inglaterra tuvo que defender una posesión continental muy cercana a París. En 1202, Felipe II lanzó una invasión de Normandía, que culminó con el asedio de seis meses de Château Gaillard, que condujo a la conquista del ducado y de los territorios vecinos.

En 1214, cuando el Papa Inocencio III reunió una alianza de estados contra Francia, Juan se registró. Los aliados se encontraron con Felipe cerca de Bouvines y fueron derrotados por completo. La victoria francesa resultó en la conquista de Flandes y puso fin a nuevos intentos de John de recuperar sus territorios perdidos.

Este conflicto fue un episodio de una lucha de un siglo entre la Casa de los Capeto y la Casa de Plantagenet por los dominios angevinos en Francia, que comenzó con el ascenso de Enrique II al trono inglés en 1154 y su rivalidad con Luis VII, y terminó con Luis El triunfo de IX sobre Enrique III en la batalla de Taillebourg en 1242.