El estratovolcán peruano Huaynaputina estalla en la erupción más violenta en la historia registrada de América del Sur.

Un estratovolcán, también conocido como volcán compuesto, es un volcán cónico formado por muchas capas (estratos) de lava endurecida y tefra. A diferencia de los volcanes en escudo, los estratovolcanes se caracterizan por un perfil empinado con un cráter en la cumbre e intervalos periódicos de erupciones explosivas y erupciones efusivas, aunque algunos tienen cráteres en la cumbre que colapsaron llamados calderas. La lava que fluye de los estratovolcanes generalmente se enfría y endurece antes de extenderse lejos, debido a su alta viscosidad. El magma que forma esta lava es a menudo félsico, con niveles altos a intermedios de sílice (como en riolita, dacita o andesita), con cantidades menores de magma máfico menos viscoso. Los flujos extensos de lava félsica son poco comunes, pero han viajado hasta 15 km (9,3 millas). Los estratovolcanes a veces se denominan "volcanes compuestos" debido a su estructura estratificada compuesta construida a partir de derrames secuenciales de materiales en erupción. Se encuentran entre los tipos más comunes de volcanes, en contraste con los volcanes en escudo menos comunes. Dos ejemplos famosos de estratovolcanes son el Krakatoa en Indonesia, conocido por su catastrófica erupción en 1883, y el Vesubio en Italia, cuya catastrófica erupción en el año 79 d. C. enterró las ciudades romanas de Pompeya y Herculano. Ambas erupciones cobraron miles de vidas. En los tiempos modernos, el monte St. Helens en el estado de Washington, EE. UU., y el monte Pinatubo en Filipinas han entrado en erupción de forma catastrófica, pero con menos muertes.

La existencia de estratovolcanes en otros cuerpos del Sistema Solar no ha sido demostrada de manera concluyente. Una posible excepción es la existencia de algunos macizos aislados en Marte, por ejemplo el Zephyria Tholus.