Protestas contra la corrupción en toda Rusia en 99 ciudades. La encuesta del Centro Levada mostró que el 38% de los rusos encuestados apoyaban las protestas y que el 67% responsabilizaba personalmente a Putin por la corrupción de alto nivel.

Las protestas que sacudieron la Federación Rusa entre 2017 y 2018 representaron un período significativo de ebullición social y política, dejando una huella imborrable en el panorama contemporáneo del país. Estas movilizaciones masivas, que abarcaron un amplio espectro de la sociedad y se extendieron por todo el territorio nacional, se gestaron en torno a dos ejes principales: la lucha contra la corrupción endémica en el gobierno ruso y la firme oposición al controvertido plan de aumentar la edad de jubilación. Aunque con motivaciones inicialmente distintas, estas dos grandes corrientes de descontento no tardaron en entrelazarse, marcando un capítulo crucial en la historia reciente de la disidencia cívica en Rusia.

El Origen del Descontento: Corrupción y Crisis

Para comprender la magnitud y el ímpetu de estas protestas, es fundamental contextualizarlas. Rusia se encontraba aún recuperándose de las profundas secuelas de la crisis financiera de 2014-2016, que había afectado considerablemente la economía nacional y, por ende, el bienestar cotidiano de sus ciudadanos. En este caldo de cultivo de incertidumbre económica y social, la percepción de la corrupción, que se creía arraigada desde los niveles más bajos de la administración hasta las más altas esferas del poder, actuó como un catalizador principal para la indignación pública. Los ciudadanos sentían que sus líderes se beneficiaban indebidamente a expensas de las dificultades del pueblo, erosionando la confianza en las instituciones.

El detonante inmediato de la primera oleada de protestas, específicamente las anti-corrupción, fue el lanzamiento de la película de investigación "Él no es Dimón para ti" (He Is Not Dimon to You) en marzo de 2017. Producida por la Fundación Anticorrupción del prominente opositor Alexey Navalny, esta cinta detallaba supuestas actividades corruptas del entonces primer ministro Dmitry Medvedev, exponiendo una vasta red de propiedades y activos que generó un considerable escándalo. La película se viralizó rápidamente en plataformas como YouTube, acumulando millones de vistas y encendiendo la indignación pública de una manera sin precedentes.

Sin embargo, el descontento no se limitaba exclusivamente a las revelaciones sobre Medvedev. Otras preocupaciones sociales bullían bajo la superficie, como las mal planificadas y controvertidas demoliciones de apartamentos en Moscú, que afectaban a miles de familias, y las prolongadas huelgas de camioneros. Estas últimas, iniciadas ya en 2015, se oponían firmemente al impopular sistema de peaje Platon, que afectaba directamente sus medios de vida y era percibido como una carga injusta impuesta por el gobierno.

La Ola Anticorrupción de 2017: Una Nación en las Calles

La respuesta oficial del Kremlin a la película de Navalny fue desdeñosa, calificándola de mera "propaganda" y negándose a investigar las acusaciones, lo que solo avivó las llamas del enfado. Así, el 26 de marzo de 2017, Rusia fue testigo de una movilización sin precedentes: protestas nacionales simultáneas en más de un centenar de ciudades a lo largo y ancho del país. En la capital, Moscú, a pesar de la fuerte presencia policial con equipos antidisturbios completos, decenas de miles de personas desafiaron las prohibiciones para salir a las calles. Los manifestantes coreaban consignas como "¡Qué vergüenza!", "¡Medvedev, renuncie!" y el contundente "¡Putin es un ladrón!", expresando un profundo hartazgo con la situación. Esa noche, más de mil manifestantes fueron detenidos solo en Moscú, marcando un récord para las protestas pacíficas en el país.

La opinión pública reflejaba la seriedad del asunto. Una encuesta del respetado Centro Levada de ese momento reveló un apoyo significativo a las protestas (un 38% de los encuestados) y, aún más revelador, un contundente 67% de los rusos que responsabilizaba "totalmente" o "en gran medida" a Vladimir Putin por la corrupción de alto nivel, lo que subraya la profundidad del sentimiento anti-corrupción y la conexión directa con el liderazgo del país.

Liderazgo y Escalada de las Movilizaciones

Alexey Navalny, una figura prominente de la oposición y conocido por su incansable activismo anticorrupción, emergió como el principal organizador y la cara visible de estas manifestaciones. No estuvo solo en este esfuerzo; movimientos y organizaciones como el Partido Libertario, Rusia Abierta y Artpodgotovka se unieron a su causa, ampliando el alcance y la diversidad de la participación cívica. Las protestas no cesaron tras la jornada de marzo; el 12 de junio de 2017 se produjo una nueva ola masiva de manifestaciones en todo el país. Tras el arresto de Navalny el 29 de septiembre, apenas horas antes de una manifestación prevista en Nizhny Novgorod, se convocó otra serie de protestas para el 7 de octubre, coincidiendo significativamente con el cumpleaños del presidente Putin. El año 2018 vio una continuación de los levantamientos, con una tendencia perceptible a la radicalización en la retórica y las acciones de algunos grupos. El 5 de mayo de 2018, apenas dos días antes de la toma de posesión de Putin para un nuevo mandato presidencial, se registró un número récord de detenciones durante mítines masivos que se llevaron a cabo en más de 60 ciudades a lo largo de Rusia, reflejando una creciente tensión y confrontación entre la sociedad civil y el estado.

Las Protestas por la Reforma de Pensiones de 2018

Mientras la ola anticorrupción aún resonaba, una nueva y potentísima causa de descontento emergió en el verano de 2018: la propuesta de reforma de las pensiones. El 14 de junio de 2018, el gobierno anunció un controvertido plan para aumentar la edad de jubilación, una medida que generó un rechazo generalizado e instantáneo en toda la población. La propuesta implicaba elevar la edad de jubilación de 60 a 65 años para los hombres y de 55 a 63 años para las mujeres, una decisión que fue percibida como una traición al contrato social y una carga injusta sobre los ciudadanos, muchos de los cuales veían amenazados sus planes de vida y su seguridad económica en la vejez.

Esta iniciativa, que afectaba directamente a la gran mayoría de la población, se superpuso y, en muchos casos, se fusionó con las protestas anticorrupción existentes. La ciudadanía comenzó a ver la corrupción y la reforma de las pensiones no como problemas aislados, sino como dos caras de la misma moneda: un sistema político y económico que, a su juicio, no velaba por los intereses genuinos de su pueblo, sino que favorecía a las élites. Las manifestaciones contra la reforma de pensiones continuaron hasta finales de 2018, manteniendo la presión sobre el gobierno y subrayando la capacidad de movilización ciudadana ante políticas percibidas como regresivas.

Preguntas Frecuentes (FAQs)

¿Quién fue Alexey Navalny y cuál fue su papel principal en estas protestas?
Alexey Navalny fue un destacado abogado, activista anticorrupción y figura opositora rusa. Su papel fue crucial, ya que lideró y organizó muchas de las protestas anticorrupción, utilizando su Fundación Anticorrupción para exponer supuestas irregularidades gubernamentales, como la detallada en la película "Él no es Dimón para ti".
¿Qué fue la película "Él no es Dimón para ti" y por qué fue tan influyente?
"Él no es Dimón para ti" (He Is Not Dimon to You) fue una película de investigación producida por la Fundación Anticorrupción de Navalny en marzo de 2017. Documentaba supuestas actividades corruptas y el vasto patrimonio del entonces primer ministro Dmitry Medvedev. Su influencia radicó en que, al ser accesible a través de YouTube, se viralizó rápidamente, movilizando a millones de rusos y actuando como el detonante principal de las protestas anticorrupción.
¿Cuáles fueron las principales causas de las protestas de 2017-2018?
Las protestas tuvieron dos causas principales entrelazadas: la indignación generalizada por la corrupción en el gobierno ruso, exacerbada por revelaciones como las del documental de Navalny, y la oposición a la impopular reforma de 2018 que proponía aumentar la edad de jubilación. Otros factores contribuyentes incluyeron las secuelas de la crisis financiera de 2014-2016, las demoliciones de apartamentos en Moscú y las protestas de camioneros contra el sistema de peaje Platon.
¿Cómo reaccionó el gobierno ruso a estas protestas?
La reacción del gobierno fue predominantemente represiva y desdeñosa. Las autoridades respondieron con numerosas detenciones, especialmente durante las manifestaciones masivas. También desestimaron las acusaciones de corrupción, calificándolas de infundadas o de "propaganda", y procedieron con la reforma de pensiones a pesar de la fuerte oposición pública.
¿Cuándo y por qué comenzaron las protestas contra el aumento de la edad de jubilación?
Las protestas contra el aumento de la edad de jubilación comenzaron el 14 de junio de 2018, tras el anuncio del gobierno de un plan para elevar significativamente la edad de retiro para hombres y mujeres. Esta medida generó un rechazo masivo por considerarse injusta y perjudicial para el bienestar de los ciudadanos, quienes la veían como una carga adicional en un contexto económico ya difícil.
¿Cuál fue el impacto general de estas protestas en Rusia?
Aunque las protestas no lograron revertir la reforma de pensiones ni erradicar la corrupción gubernamental de inmediato, sí tuvieron un impacto significativo. Demostraron la capacidad de movilización ciudadana a gran escala, expusieron la profundidad del descontento social y forzaron al gobierno a reconocer la existencia de problemas que hasta entonces había minimizado. También consolidaron a figuras como Navalny como voces importantes de la oposición, aunque a un alto costo personal.