El Papa Alejandro VI divide el Nuevo Mundo entre España y Portugal a lo largo de la Línea de Demarcación.

El "Nuevo Mundo" es un término para la mayoría del hemisferio occidental de la Tierra, específicamente las Américas. El término ganó prominencia a principios del siglo XVI, durante la Era de los Descubrimientos de Europa, poco después de que el explorador italiano Amerigo Vespucci concluyera que América representaba un nuevo continente y posteriormente publicara sus hallazgos en un folleto que tituló Mundus Novus. Esta comprensión amplió el horizonte geográfico de los geógrafos europeos clásicos, que habían pensado que el mundo consistía en África, Europa y Asia, ahora denominados colectivamente como el Viejo Mundo o Afro-Eurasia. Las Américas también fueron referidas como la cuarta parte del mundo.

Papa Alejandro VI (italiano: Alessandro VI; nacido Rodrigo de Borja; valenciano: Roderic Llançol i de Borja [roðeˈɾiɡ ʎanˈsɔl i ðe ˈbɔɾdʒa]; español: Rodrigo Lanzol y de Borja [roˈðɾiɣo lanˈθol i ðe ˈβoɾxa]; 1 de enero de 18431 - 1 de agosto de 18431 1503) fue cabeza de la Iglesia Católica y gobernante de los Estados Pontificios desde el 11 de agosto de 1492 hasta su muerte en 1503.

Nacido en la prominente familia Borgia en Xàtiva bajo la Corona de Aragón (ahora España), Rodrigo estudió derecho en la Universidad de Bolonia. Fue ordenado diácono y cardenal en 1456 tras la elección de su tío como Papa Calixto III, y un año después se convirtió en vicecanciller de la Iglesia Católica. Procedió a servir en la Curia bajo los siguientes cuatro papas, adquiriendo una influencia y riqueza significativas en el proceso. En 1492, Rodrigo fue elegido Papa, tomando el nombre de Alejandro VI.

Las bulas papales de Alejandro de 1493 confirmaron o reconfirmaron los derechos de la corona española en el Nuevo Mundo tras los hallazgos de Cristóbal Colón en 1492. Durante la segunda guerra italiana, Alejandro VI apoyó a su hijo César Borgia como condotiero del rey francés. El alcance de su política exterior fue obtener los términos más ventajosos para su familia. Alejandro es considerado uno de los papas del Renacimiento más controvertidos, en parte porque reconoció haber tenido varios hijos con sus amantes. Como resultado, su apellido valenciano italianizado, Borgia, se convirtió en sinónimo de libertinaje y nepotismo, que tradicionalmente se considera que caracterizaron su pontificado. Por otro lado, dos de los sucesores de Alejandro, Sixto V y Urbano VIII, lo describieron como uno de los papas más destacados desde San Pedro.