Comienza la Batalla de Boquerón, la primera gran batalla de la Guerra del Chaco.

La Batalla de Boquerón fue una batalla librada del 7 al 29 de septiembre de 1932 entre los ejércitos boliviano y paraguayo en y alrededor del bastión de Boquerón. Fue la primera gran batalla de la Guerra del Chaco. El fortín de Boquerón, entre otros, había sido ocupado por tropas bolivianas desde fines de julio de 1932 siguiendo instrucciones del presidente Daniel Salamanca, lo que condujo a la escalada de lo que comenzó como un conflicto fronterizo a una guerra a gran escala.

El asalto a Boquerón fue el primer movimiento de la ofensiva paraguaya que tenía como objetivo derrotar al ejército boliviano y capturar territorio antes de que Bolivia hubiera movilizado por completo su ejército y sus recursos. El teniente coronel paraguayo José Félix Estigarribia lideró el ataque. El uso de morteros, arma desconocida hasta entonces para las tropas bolivianas, daría a los paraguayos una ventaja decisiva durante el asedio. El primer asalto paraguayo a Boquerón fue repelido. Ambos bandos sufrían por la falta de agua potable: los paraguayos tenían que obtenerla de Isla Poí (50 km o 30 millas al este), y aunque los bolivianos tenían pozos dentro de su recinto, estaban bajo un intenso fuego paraguayo y finalmente fueron contaminados por los cuerpos de los soldados caídos. Los aviones bolivianos intentaron con poco éxito reabastecer a sus tropas arrojando municiones, alimentos y medicinas; los únicos suministros que los bolivianos lograron obtener de los lanzamientos aéreos fueron 916 cartuchos, un saco de pan y 110 libras de carne seca. El 12 de septiembre, una columna de socorro boliviana de 3.500 hombres procedente del suroeste fue rechazada cerca del puesto avanzado de Yucra. A medida que avanzaba el asedio, los paraguayos comenzaron a sufrir escasez de agua de Isla Poí debido a la extracción excesiva de los pozos. Ante estos problemas, Estigarribia ordenó un ataque a todo o nada contra el baluarte el 26 de septiembre. Tres días después, los restantes defensores bolivianos, que constaban de 240 hombres en su mayoría heridos, se rindieron.