La historia de la princesa Victoria Alice Elizabeth Julia Marie de Battenberg es una narrativa fascinante de resiliencia, fe y servicio, entrelazada con algunos de los acontecimientos más tumultuosos del siglo XX. Nacida el 25 de febrero de 1885 y fallecida el 5 de diciembre de 1969, su vida la llevó desde los salones de la realeza europea hasta el exilio, pasando por periodos de profunda dificultad personal y actos de heroísmo desinteresado. Es recordada principalmente como la madre del príncipe Felipe, duque de Edimburgo, y, por extensión, la suegra de la reina Isabel II, forjando un vínculo directo entre la realeza británica y una estirpe europea más amplia y compleja.
Primeros Años y Linaje Real
Alice, bisnieta de la célebre reina Victoria, vino al mundo en el majestuoso Castillo de Windsor, un lugar impregnado de historia real. Su herencia era tan diversa como sus primeros años de vida, ya que creció y se educó en una amalgama de culturas y geografías, abarcando Gran Bretaña, Alemania y Malta. Nació como Princesa de Hesse, un título que la ligaba a la antigua Casa de Hesse-Darmstadt. Sin embargo, su conexión con la rama Battenberg, una línea morganática de la familia, le otorgó una identidad única dentro de la aristocracia europea. El término "morganático" se refería a un matrimonio entre personas de rango desigual, donde los descendientes no heredaban los títulos o privilegios de la parte de mayor rango, aunque sí los apellidos y algunos honores de menor calado. Un detalle significativo que marcó su vida desde el principio fue su sordera congénita, una condición que, lejos de ser un impedimento, pareció dotarla de una profunda sensibilidad y una perspectiva singular del mundo.
Matrimonio y la Vida en Grecia: Entre la Realeza y el Exilio
En 1903, Alice se unió en matrimonio con el príncipe Andrés de Grecia y Dinamarca, un acontecimiento que la llevó a adoptar el estilo de su marido, convirtiéndose así en la Princesa Andrés de Grecia y Dinamarca. Su vida en Grecia estuvo intrínsecamente ligada a la suerte de la monarquía helena. Residió en el país hasta el turbulento año de 1917, cuando la mayor parte de la familia real griega se vio forzada a exiliarse en medio de la Primera Guerra Mundial y una profunda crisis política interna, la llamada "Dismemberment of Greece".
Tras unos años de incertidumbre, la familia regresó a Grecia. Sin embargo, la fortuna no sonreiría por mucho tiempo. La derrota del país en la Guerra Greco-Turca (1919-1922), un conflicto devastador que buscaba la expansión territorial griega, resultó en una amarga derrota y la humillación nacional. Parte de la culpa recayó sobre su esposo, el príncipe Andrés, quien fue juzgado y exiliado nuevamente. Este fue un período de gran inestabilidad política y personal para Alice y su familia, quienes se vieron obligados a vivir nuevamente en el exilio hasta la restauración de la monarquía griega en 1935.
Un Período de Grandes Desafíos Personales
La década de 1930 trajo consigo una de las pruebas más difíciles en la vida de la princesa. En 1930, le diagnosticaron esquizofrenia, una enfermedad mental que, en esa época, era incomprendida y estigmatizada. Este diagnóstico la llevó a ser internada en un sanatorio en Suiza, marcando el inicio de un período de separación de su marido y de una lucha personal por su salud. Este capítulo de su vida subraya la inmensa presión y las dificultades que enfrentó, no solo como miembro de la realeza en el exilio, sino también en el ámbito más íntimo de su bienestar mental.
Regreso a la Vida Pública y Heroísmo en Tiempos de Guerra
Tras su recuperación, la princesa Alice dedicó la mayor parte de sus años restantes al servicio desinteresado y al trabajo de caridad en Grecia. Su compromiso con los demás alcanzó su punto culminante durante la Segunda Guerra Mundial. Mientras Atenas estaba bajo ocupación nazi, la princesa Alice permaneció en la ciudad, demostrando un valor extraordinario al albergar a refugiados judíos en su propia residencia, desafiando el inmenso peligro que esto conllevaba. Sus acciones heroicas no pasaron desapercibidas. Por su valentía y compasión, la institución conmemorativa del Holocausto de Israel, Yad Vashem, la reconoció póstumamente como "Justa entre las Naciones", un honor otorgado a quienes arriesgaron sus vidas para salvar judíos durante el Holocausto.
Un Compromiso Espiritual: La Fundación de una Orden Religiosa
Después de la guerra, la princesa Alice decidió permanecer en Grecia y profundizar su compromiso espiritual y de servicio. Fundó una orden de monjas de enfermería ortodoxa griega, conocida como la Hermandad Cristiana de Marta y María. Esta hermandad combinaba la devoción religiosa con el servicio práctico, reflejando su propia trayectoria de fe y su deseo de aliviar el sufrimiento de los demás. Su liderazgo en esta iniciativa demostró su profunda fe ortodoxa y su dedicación a una vida de caridad activa, marcando una transición de su vida real a una vocación espiritual y humanitaria.
Últimos Años y Legado Espiritual
La vida de la princesa Alice experimentó un último cambio significativo en 1967. Tras la caída del rey Constantino II de Grecia y la imposición de un gobierno militar, sus hijos, el príncipe Felipe y la reina Isabel II, la invitaron a vivir en el Palacio de Buckingham en Londres. Allí, rodeada de su familia, pasó sus dos últimos años, falleciendo en 1969.
Su legado, sin embargo, trascendería su muerte. En 1988, sus restos fueron trasladados de una bóveda en el Castillo de Windsor, su lugar de nacimiento, a la Iglesia de María Magdalena en el convento ortodoxo ruso del mismo nombre, ubicado en el Monte de los Olivos en Jerusalén. Este traslado cumplió su deseo de ser enterrada cerca de su tía, la Gran Duquesa Isabel Fiódorovna de Rusia, una mujer de profunda fe ortodoxa que había sido asesinada por los bolcheviques y que la princesa Alice admiraba profundamente. Su entierro en Tierra Santa simboliza la culminación de su viaje espiritual y su compromiso inquebrantable con la fe ortodoxa.
Preguntas Frecuentes (FAQs)
- ¿Quién fue la princesa Alice de Battenberg?
- La princesa Alice de Battenberg fue la madre del príncipe Felipe, duque de Edimburgo, y suegra de la reina Isabel II. Su vida estuvo marcada por su linaje real, su sordera congénita, su servicio humanitario durante la Segunda Guerra Mundial y su profunda fe ortodoxa.
- ¿Cuál era su conexión con la Familia Real Británica?
- Era bisnieta de la reina Victoria del Reino Unido. Su hijo, el príncipe Felipe, se casó con la entonces princesa Isabel, quien más tarde se convertiría en la reina Isabel II, estableciendo una conexión directa y fundamental con la monarquía británica.
- ¿Qué desafíos significativos enfrentó en su vida?
- La princesa Alice nació con sordera congénita. Además, experimentó el exilio de Grecia en dos ocasiones, fue diagnosticada con esquizofrenia en 1930 y pasó años separada de su marido.
- ¿Por qué es reconocida como "Justa entre las Naciones"?
- Fue reconocida con este honor por Yad Vashem (Israel) debido a su valiente acción durante la Segunda Guerra Mundial, cuando albergó a refugiados judíos en su hogar en Atenas, salvándolos de la persecución nazi, a pesar del grave riesgo personal que esto implicaba.
- ¿Dónde está enterrada y por qué?
- La princesa Alice está enterrada en la Iglesia de María Magdalena, un convento ortodoxo ruso en el Monte de los Olivos en Jerusalén. Este fue su deseo, impulsado por su profunda fe ortodoxa y su deseo de estar cerca de su tía, la Gran Duquesa Isabel Fiódorovna de Rusia, quien también está enterrada allí y a quien admiraba por su vida de piedad y servicio.

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