En un momento crucial de la historia palestina, el año 1988 marcó un hito diplomático y cultural. Fue en este año que la voz poética más venerada de Palestina, Mahmoud Darwish, un símbolo de resistencia y exilio, asumió la trascendental tarea de redactar la Declaración de Independencia de Palestina. Este documento, imbuido de la elocuencia de Darwish y la aspiración de un pueblo, no era solo un manifiesto político, sino también una obra literaria que encapsulaba el alma y las esperanzas palestinas.

La Declaración fue el resultado de intensas deliberaciones y un momento de gran efervescencia política, enmarcado por la Primera Intifada (1987-1993), un levantamiento popular que demostró la inquebrantable voluntad palestina de autodeterminación. Se adoptó formalmente el 15 de noviembre de 1988, durante la 19ª sesión extraordinaria del Consejo Nacional Palestino (CNP), el parlamento en el exilio de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), que tuvo lugar en la vibrante capital argelina, Argel.

La elección de Argel como sede no fue fortuita; Argelia siempre ha sido un firme defensor de las causas de liberación nacional y un aliado histórico de Palestina. Este evento histórico culminó con la solemne promulgación del documento por parte de Yasser Arafat, el entonces presidente del Comité Ejecutivo de la OLP y líder indiscutible del movimiento nacional palestino. Su anuncio desde Argel resonó en todo el mundo, proclamando el establecimiento del Estado independiente de Palestina sobre la base de las fronteras de 1967, con Jerusalén Oriental como su capital, y haciendo un llamado a una solución pacífica al conflicto.

¿Qué Principios Fundamentales Articuló la Declaración de Independencia Palestina de 1988?

La Declaración de Independencia, cuidadosamente redactada por Mahmoud Darwish, no solo proclamó la existencia de un estado, sino que también sentó las bases de sus principios y aspiraciones. Entre los puntos clave que articuló se incluyen:

• Derecho a la autodeterminación: Afirmando el derecho inalienable del pueblo palestino a establecer su propio estado soberano, como lo reconocen las resoluciones de las Naciones Unidas.
• Bases del derecho internacional: La declaración invocó resoluciones clave de la ONU, como la Resolución 181 (1947), que recomendó la partición de Palestina, y la Resolución 242 (1967), que pide la retirada israelí de los territorios ocupados.
• Compromiso con la paz: A pesar de la lucha, el documento expresó un deseo de paz basado en la coexistencia y la justicia, sentando las bases para futuras negociaciones.
• Naturaleza democrática del estado: Se perfiló un estado democrático donde todos los ciudadanos, independientemente de su religión, raza o color, serían iguales ante la ley.
• Identidad y patrimonio: Reafirmó la identidad árabe y cultural del pueblo palestino y su conexión ininterrumpida con su tierra ancestral.

¿Cuál Fue el Impacto Inmediato de la Declaración de Independencia Palestina?

La promulgación de la Declaración de Independencia en 1988 tuvo un impacto significativo en la arena internacional, aunque no llevó a un reconocimiento universal inmediato de la estadidad palestina. A pesar de ello:

• Reconocimiento diplomático: Poco después de la proclamación, más de 80 países reconocieron el Estado de Palestina, lo que representó un importante avance diplomático para la OLP.
• Cambio de paradigma: La declaración cambió la narrativa global, moviendo el foco de la lucha palestina de una causa de "liberación nacional" a una de "establecimiento de un estado", lo que facilitó un diálogo más estructurado con la comunidad internacional.
• Base para negociaciones futuras: Sirvió como un marco para futuras negociaciones de paz, incluida la Conferencia de Madrid de 1991 y los Acuerdos de Oslo en la década de 1990, donde la OLP fue reconocida como el representante legítimo del pueblo palestino.
• Empoderamiento del pueblo: A nivel interno, reforzó la moral y la unidad del pueblo palestino, proporcionando una visión clara para su futuro.

En retrospectiva, la Declaración de Independencia de 1988, tejida con la poesía de Darwish y proclamada por Arafat, no solo fue un acto político audaz, sino también una profunda afirmación de la identidad y las aspiraciones de un pueblo, que sigue siendo un pilar fundamental en la búsqueda palestina de la autodeterminación y la paz.