Los terroristas islámicos involucrados en los atentados con bombas en los trenes de Madrid de 2004 son atrapados por la policía en su apartamento y se suicidan.

Los atentados con bombas en los trenes de Madrid de 2004 (también conocidos en España como 11M) fueron una serie de atentados con bombas coordinados y casi simultáneos contra el sistema de trenes de cercanías de Cercanas de Madrid, España, en la mañana del 11 de marzo de 2004, tres días antes de las elecciones generales españolas. Las explosiones mataron a 193 personas e hirieron a unas 2.000. Los atentados constituyeron el atentado terrorista más mortífero llevado a cabo en la historia de España y el más mortífero en Europa desde 1988. La investigación oficial de la justicia española concluyó que los atentados fueron dirigidos por Al-Qaeda en Irak, presuntamente como reacción a la implicación de España en la invasión de Irak encabezada por Estados Unidos en 2003. Aunque no tuvieron ningún papel en la planificación o ejecución, los mineros españoles que vendieron los explosivos a los terroristas también fueron arrestados. Surgió una controversia sobre el manejo y la representación de los atentados por parte del gobierno, con los dos principales partidos políticos de España, el Partido Socialista Obrero Español. (PSOE) y el Partido Popular (PP) acusándose mutuamente de ocultar o tergiversar pruebas por motivos electorales. Los atentados se produjeron tres días antes de las elecciones generales en las que resultó derrotado el PP del actual José María Aznar. Inmediatamente después del atentado, los líderes del PP reclamaron evidencia que indicaba que la organización separatista vasca ETA (Euskadi Ta Askatasuna) era responsable de los atentados, mientras que la oposición afirmó que el PP estaba tratando de evitar que el público supiera que había sido un ataque islamista. lo que sería interpretado como el resultado directo de la implicación de España en Irak, una guerra impopular en la que el gobierno había entrado sin la aprobación del Parlamento español. Tras los ataques, hubo manifestaciones y protestas a nivel nacional exigiendo que el gobierno "diga la verdad". La opinión predominante de los analistas políticos es que el gobierno de Aznar perdió las elecciones generales por el manejo y representación de los atentados, más que por los atentados per se. Los resultados publicados en The Review of Economics and Statistics por el economista José G. Montalvo parecen sugerir que, efectivamente, los atentados tuvieron un impacto electoral importante (cambiando el resultado electoral en contra del Partido Popular en el poder y entregando el gobierno al Partido Socialista, PSOE).

Tras 21 meses de investigación, el juez Juan del Olmo juzgó al ciudadano marroquí Jamal Zougam, entre varios otros, por su participación en el atentado. La sentencia de septiembre de 2007 no estableció ningún autor intelectual conocido ni vínculo directo con al-Qaeda.

El terrorismo islámico (también terrorismo islamista o terrorismo islámico radical) se refiere a actos terroristas con motivaciones religiosas llevados a cabo por islamistas militantes fundamentalistas y extremistas islámicos.

Los incidentes y muertes por terrorismo islámico se han concentrado en ocho países de mayoría musulmana (Afganistán, Egipto, Irak, Libia, Nigeria, Pakistán, Somalia y Siria), mientras que cuatro grupos extremistas islámicos (Estado Islámico, Boko Haram, los talibanes y al-Qaeda) fueron responsables del 74% de todas las muertes por terrorismo en 2015. Todos estos grupos tienen creencias salafistas u otras creencias sunitas. El número anual de muertes por ataques terroristas creció considerablemente entre 2011 y 2014, cuando alcanzó un máximo de 33 438, antes de descender a 13 826 en 2019. Al menos desde la década de 1990, estos incidentes terroristas han ocurrido a escala mundial, afectando no solo a musulmanes, países mayoritarios de África y Asia, pero también Rusia, Australia, Canadá, Israel, India, Estados Unidos, China, Filipinas, Tailandia y países de Europa. Dichos ataques se han dirigido tanto a musulmanes como a no musulmanes, y un estudio encontró que el 80% de las víctimas terroristas eran musulmanes. En varias de las regiones de mayoría musulmana más afectadas, estos terroristas se han enfrentado a grupos armados de resistencia independientes, actores estatales y sus representantes, y en otros lugares han sido condenados por destacadas figuras islámicas. Justificaciones dadas para los ataques contra civiles por parte de grupos extremistas islámicos provienen de interpretaciones extremas del Corán, el hadiz y la ley islámica. Estos incluyen la retribución por parte de la yihad armada por las injusticias percibidas de los no creyentes contra los musulmanes; la creencia de que se requiere el asesinato de muchos musulmanes autoproclamados porque han violado la ley islámica y son incrédulos (takfir); la necesidad primordial de restaurar y purificar el Islam mediante el establecimiento de la sharia, especialmente mediante la restauración del Califato como un estado panislámico (especialmente ISIS); la gloria y las recompensas celestiales del martirio; la supremacía del Islam sobre todas las demás religiones. Se cuestiona el uso de la frase "terrorismo islámico". En el discurso político occidental, quienes desaprueban la caracterización de 'islámico' lo han llamado de diversas formas "contraproducente", "altamente politizado, intelectualmente discutible" y "perjudicial para las relaciones comunitarias".

Otros han condenado la evitación del término como un acto de "autoengaño", "censura en toda regla" y "deshonestidad intelectual".