El Concilio de Basilea suspende al Papa Eugenio IV.

El Papa Eugenio IV (latín: Eugenio IV; italiano: Eugenio IV; 1383 23 de febrero de 1447), nacido Gabriele Condulmer, fue jefe de la Iglesia Católica y gobernante de los Estados Pontificios desde el 3 de marzo de 1431 hasta su muerte. Condulmer era veneciano y sobrino del Papa Gregorio XII. En 1431, fue elegido Papa. Su mandato estuvo marcado por el conflicto primero con los Colonna, parientes de su predecesor Martín V, y luego con el movimiento conciliar. En 1434, debido a una denuncia de Fernando Calvetos, obispo de Canarias, Eugenio IV dictó la bula "Creator Omnium", dejando sin efecto cualquier reconocimiento del derecho de Portugal a conquistar aquellas islas, aún paganas. Excomulgó a cualquiera que esclavizara a los cristianos recién convertidos, y la pena se mantendría hasta que los cautivos fueran restaurados a su libertad y posesiones. En 1443 Eugenio decidió adoptar una posición neutral en las disputas territoriales entre Portugal y Castilla en relación con los derechos reclamados a lo largo de la costa de África. Es el último Papa hasta la fecha en tomar el nombre pontificio de "Eugenio".

El Concilio de Florencia es el decimoséptimo concilio ecuménico reconocido por la Iglesia Católica, celebrado entre 1431 y 1449. Fue convocado como Concilio de Basilea por el Papa Martín V poco antes de su muerte en febrero de 1431 y tuvo lugar en el contexto de las Guerras Husitas en Bohemia y el surgimiento del Imperio Otomano. Estaba en juego el mayor conflicto entre el movimiento conciliar y el principio de la supremacía papal.

El Concilio entró en una segunda fase después de la muerte del emperador Segismundo en 1437. El Papa Eugenio IV convocó un Concilio de Ferrara rival el 8 de enero de 1438 y logró atraer a Italia a algunos de los embajadores bizantinos que asistieron a Basilea. Los miembros restantes del Concilio de Basilea primero lo suspendieron, lo declararon hereje y luego, en noviembre de 1439, eligieron un antipapa, Félix V.

Después de convertirse en el Concilio de Florencia (habiéndose movido para evitar la peste en Ferrara), el Concilio concluyó en 1445 después de negociar uniones con las diversas iglesias orientales. Este puente del Gran Cisma resultó fugaz, pero fue un golpe político para el papado. En 1447, el sucesor de Segismundo, Federico III, ordenó a la ciudad de Basilea que expulsara al Concilio de Basilea; el Consejo de la grupa volvió a reunirse en Lausana antes de disolverse en 1449.