Diego de Almagro, general y explorador español (n. 1475)
Diego de Almagro, cuyo nombre resuena con fuerza en los anales de la conquista española del Nuevo Mundo, fue una figura central y a menudo trágica en la empresa de subyugar el Imperio Incaico. Conocido en su tiempo como "El Adelantado" y familiarmente como "El Viejo", este conquistador extremeño, nacido alrededor de 1475, dejó una huella indeleble en la historia de lo que hoy conocemos como Perú, Ecuador y Chile. Su vida, que culminó fatalmente el 8 de julio de 1538, estuvo marcada por la audacia, la ambición y, en última instancia, un fatal conflicto con sus antiguos aliados.
Orígenes y Primeros Pasos en el Nuevo Mundo
Aunque los detalles de sus primeros años son algo difusos, se sabe que Diego de Almagro provenía de Almagro, una localidad en la provincia de Ciudad Real, Castilla. Al igual que muchos de sus contemporáneos, buscó fortuna y aventura al otro lado del Atlántico, llegando al continente americano en los primeros años del siglo XVI. Se asentó en Panamá, un crisol de expediciones y oportunidades, donde forjó una reputación de valentía y liderazgo, lo que eventualmente lo llevaría a unirse a Francisco Pizarro en las ambiciosas expediciones hacia el sur, en busca del mítico "Birú", un reino de inmensas riquezas.
La Conquista del Imperio Incaico: Una Alianza Crucial
La colaboración entre Diego de Almagro y Francisco Pizarro fue fundamental para el éxito de la conquista del Perú. Mientras Pizarro lideraba el asalto inicial y la captura de Atahualpa en Cajamarca, Almagro se dedicó a la crucial tarea de organizar y liderar las expediciones de apoyo, asegurar refuerzos y consolidar las posiciones españolas. Su experiencia militar y su capacidad para reclutar hombres y provisiones fueron vitales para mantener viva la empresa. Tras la caída de Cajamarca y la ejecución de Atahualpa, ambos conquistadores avanzaron hacia el corazón del Imperio Inca, Cuzco, la capital sagrada, donde se toparon con una civilización compleja y un tesoro inimaginable.
Durante este período de sometimiento del vasto territorio inca, Almagro no solo participó en las campañas militares, sino que también jugó un papel clave en el establecimiento de la administración colonial española. Fue instrumental en la fundación o consolidación de importantes asentamientos. Por ejemplo, en 1534, sentó las bases de Quito, en el actual Ecuador, una ciudad estratégica para el control de la región norte del Tawantinsuyu. Ese mismo año, también contribuyó al establecimiento de Trujillo en la costa del actual Perú, una ciudad que se convertiría en un vital centro agrícola y portuario para los españoles.
La Amarga Expedición al Sur: El Descubrimiento de Chile
Con el Perú en manos españolas, la sed de nuevas riquezas y territorios llevó a Almagro a emprender una de las expediciones más arduas y decepcionantes de la conquista. En 1535, impulsado por rumores de un reino aún más rico al sur de Cuzco (el "Chile" de los incas) y, quizás, por la necesidad de alejarse de las crecientes tensiones con los Pizarro, Almagro organizó una formidable expedición hacia lo que hoy es Chile. Partió con un contingente significativo de soldados españoles y miles de auxiliares indígenas.
La ruta elegida fue brutal: cruzaron la cordillera de los Andes a alturas extremas, enfrentando temperaturas gélidas, tormentas de nieve y escasez de alimentos. Muchos hombres y animales perecieron en el intento. Tras este calvario, la expedición descendió al inhóspito Desierto de Atacama, otro desafío formidable. Finalmente, llegaron al valle central de Chile, pero la realidad distó mucho de las promesas: no encontraron grandes ciudades de oro, ni imperios avanzados como el Inca. Solo resistencia Mapuche y territorios con recursos muy dispersos. Desilusionado por la falta de oro y plata, y agotado por las penalidades, Almagro decidió regresar al Perú en 1537, esta vez por la más accesible ruta costera, pero con una amargura profunda que solo agudizaría su conflicto pendiente.
El Punto de Fricción: La Disputa por Cuzco y la Guerra Civil
El regreso de Almagro al Perú encontró un escenario de creciente tensión. El origen de la discordia radicaba en la imprecisa demarcación de los territorios concedidos por la Corona española a Pizarro y Almagro mediante las capitulaciones. Ambos creían tener derechos sobre Cuzco, la antigua capital incaica, un punto neurálgico no solo por su valor simbólico e histórico, sino también por ser un centro de poder y riqueza potencial. Para Pizarro, Cuzco era el corazón de su gobernación de Nueva Castilla; para Almagro, el desengaño de Chile le hizo aferrarse con más fuerza a la posibilidad de que la ciudad cayera dentro de los límites de su gobernación, Nueva Toledo, que se extendía al sur.
Esta disputa latente estalló en una brutal guerra civil entre las dos facciones de conquistadores, los "almagristas" y los "pizarristas". En 1537, Almagro tomó Cuzco por la fuerza, lo que llevó a un enfrentamiento directo con los hermanos de Francisco Pizarro, Hernando y Gonzalo, quienes se encontraban en la región. A pesar de varios intentos de negociación y treguas, la brecha entre ambos bandos era insalvable, alimentada por la ambición, el honor y la lealtad de sus seguidores.
La Batalla de Las Salinas y el Trágico Final
El clímax de esta sangrienta contienda llegó el 26 de abril de 1538 con la Batalla de Las Salinas, librada cerca de Cuzco. En este enfrentamiento decisivo, las fuerzas de Diego de Almagro, aunque valientes, fueron superadas estratégicamente y numéricamente por el ejército de Hernando Pizarro. La derrota fue aplastante para los almagristas, y Diego de Almagro fue capturado. A pesar de las súplicas de algunos de sus seguidores y de figuras influyentes, Francisco Pizarro, bajo la presión de sus hermanos, permitió que se llevara a cabo un juicio sumario contra Almagro.
Considerado un rebelde contra la Corona por haber levantado armas contra sus compatriotas y tomado Cuzco, Diego de Almagro fue sentenciado a muerte. Fue ejecutado por garrote el 8 de julio de 1538 en Cuzco, y su cuerpo fue luego decapitado en la plaza pública. Su muerte marcó un sombrío capítulo en la conquista, demostrando que la lucha por el poder entre los conquistadores podía ser tan feroz como la batalla contra los imperios indígenas. Su legado es el de un explorador valiente y un líder militar capaz, cuya ambición y el infortunio de las circunstancias lo llevaron a un final amargo, dejando una marca indeleble en la geografía y la historia de Sudamérica.
Preguntas Frecuentes (FAQs) sobre Diego de Almagro
- ¿Quién fue Diego de Almagro?
- Diego de Almagro fue un influyente conquistador español, nacido alrededor de 1475. Es recordado por su participación clave en la conquista del Imperio Inca junto a Francisco Pizarro y por liderar la primera expedición española a Chile. Era conocido como "El Adelantado" y "El Viejo".
- ¿Cuál fue su papel en la conquista del Perú?
- Fue un socio crucial de Francisco Pizarro. Se encargó de asegurar refuerzos, provisiones y liderar expediciones de apoyo, contribuyendo al avance español sobre el Imperio Inca y al establecimiento de ciudades como Quito y Trujillo.
- ¿Por qué se enfrentó a Francisco Pizarro?
- La principal causa fue la disputa por el control de la ciudad de Cuzco, la antigua capital inca, debido a la ambigua demarcación de sus respectivas gobernaciones por parte de la Corona española. Esta tensión, exacerbada por la ambición y la lealtad a sus bandos, culminó en una guerra civil.
- ¿Qué logró en Chile?
- Almagro dirigió la primera expedición española al centro de Chile en 1535-1537. Aunque fue un viaje extremadamente difícil y no encontró las riquezas que esperaba (oro y plata), su expedición fue la primera en explorar y cartografiar extensas regiones del actual Chile, sentando las bases para futuras colonizaciones.
- ¿Cómo murió Diego de Almagro?
- Fue derrotado por los hermanos Pizarro en la Batalla de Las Salinas en abril de 1538. Tras su captura, fue juzgado y ejecutado por garrote en Cuzco el 8 de julio de 1538, acusado de rebelión contra la Corona.