Bettino Craxi , abogado y político italiano, 45 ° primer ministro de Italia (n. 1934)

Benedetto "Bettino" Craxi, nacido el 24 de febrero de 1934 y fallecido el 19 de enero de 2000, fue una figura central y a menudo controvertida en la política italiana del siglo XX. Líder carismático del Partido Socialista Italiano (PSI) desde 1976 hasta 1993, Craxi no solo guio a su partido durante un periodo de intensas transformaciones, sino que también ostentó el cargo de 45º Primer Ministro de Italia entre 1983 y 1987. Su ascenso al poder marcó un hito histórico: fue el primer miembro del PSI en alcanzar la jefatura del gobierno y el tercero de un partido socialista en ocupar tan prominente posición en la historia de la República Italiana.

Considerado uno de los políticos más poderosos y conspicuos de la denominada Primera República italiana –el sistema político que prevaleció desde el fin de la Segunda Guerra Mundial hasta principios de los años 90–, Craxi presidió el tercer gobierno más longevo de este periodo. Su liderazgo se caracterizó por una combinación de pragmatismo, determinación y una visión ambiciosa para Italia, tanto en el ámbito nacional como internacional.

El Ascenso Político y el Liderazgo del PSI

La carrera política de Bettino Craxi estuvo intrínsecamente ligada al Partido Socialista Italiano. Asumió las riendas del partido en 1976 en un momento de crisis e incertidumbre, logrando revitalizarlo y proyectarlo como una fuerza política moderna y decisiva, equidistante de la poderosa Democracia Cristiana y del influyente Partido Comunista Italiano. Su estrategia buscó un "tercer polo" en la política italiana, apostando por reformas sociales y económicas que consolidarían la posición del PSI en el espectro político. Su habilidad para construir alianzas y su carisma personal fueron clave para su éxito, llevándolo a la presidencia del Consejo de Ministros en 1983.

El Gobierno Craxi: Un Periodo de Transformación y Asertividad

El mandato de Craxi como Primer Ministro, que se extendió durante casi cuatro años, fue notable por su estabilidad en una Italia acostumbrada a gobiernos efímeros. Durante este periodo, Italia experimentó una fase de recuperación económica, conteniendo la inflación y modernizando parte de su estructura productiva. En política exterior, Craxi desplegó una diplomacia enérgica que a menudo lo colocó en una posición de desafío frente a Estados Unidos, especialmente en asuntos delicados como el conflicto palestino, la lucha contra el terrorismo internacional y el mantenimiento de estrechas relaciones con gobiernos socialistas árabes. Un ejemplo paradigmático de esta asertividad fue la crisis de Sigonella en 1985, donde Craxi se opuso firmemente a las demandas estadounidenses sobre un secuestrador palestino, afirmando la soberanía italiana.

Craxi mantuvo lazos sólidos con una generación de líderes de la izquierda europea, entre ellos François Mitterrand de Francia, Felipe González de España, Andreas Papandreou de Grecia y Mário Soares de Portugal. Esta red de contactos lo posicionó como uno de los principales exponentes del llamado "socialismo mediterráneo" o "socialismo del sur de Europa", una corriente ideológica que, a diferencia de sus homólogos nórdicos, a menudo priorizaba el papel del Estado en la economía, la defensa de intereses nacionales soberanos y una menor rigidez doctrinal.

Mani Pulite y el Declive de la Primera República

Sin embargo, el legado de Craxi está indisolublemente ligado a las investigaciones de "Mani Pulite" (Manos Limpias), una vasta operación judicial que, iniciada en Milán, expuso un sistema generalizado de corrupción política y financiación ilícita de partidos conocido como "Tangentopoli". Aunque Craxi siempre rechazó los cargos de enriquecimiento personal por corrupción, admitió públicamente la existencia de una financiación ilegal del Partido Socialista Italiano. Argumentaba que esta práctica era necesaria para sostener la costosa actividad política del PSI, un partido con menos recursos económicos que los gigantes de la época, la Democracia Cristiana y el Partido Comunista. Esta admisión, aunque contextualizada, fue un golpe devastador para su imagen y para el sistema político de la Primera República.

Las revelaciones de "Mani Pulite" provocaron la desintegración de los principales partidos políticos de la época y marcaron el fin de la Primera República italiana. La condena por corrupción y financiación ilícita obligó a Craxi a exiliarse en Hammamet, Túnez, en 1994, donde permaneció hasta su muerte en el año 2000, siempre defendiendo su inocencia de los cargos más graves y denunciando lo que él consideraba una persecución política.

Relaciones Clave y Apodos

Durante su trayectoria, el gobierno y el partido de Craxi contaron con el apoyo crucial del entonces magnate de los medios de comunicación y su amigo personal, Silvio Berlusconi, una relación que sentaría las bases para el futuro ascenso político de Berlusconi. Esta amistad y el apoyo mutuo son un testimonio de las intrincadas redes de poder de la Italia de la Primera República.

Bettino Craxi fue también objeto de un apodo memorable: "il Cinghialone" ("El Gran Jabalí"). Este sobrenombre, atribuido a su imponente físico y a su carácter combativo, le fue dado por su antiguo aliado y a la vez rival, el líder demócrata cristiano Giulio Andreotti. "Il Cinghialone" capturaba la esencia de su personalidad política, su fuerza y su tenacidad, convirtiéndose en un símbolo de la compleja y a menudo áspera política italiana.

Preguntas Frecuentes sobre Bettino Craxi

¿Quién fue Bettino Craxi?

Bettino Craxi fue un prominente político italiano, líder del Partido Socialista Italiano y Primer Ministro de Italia entre 1983 y 1987. Es considerado una figura clave de la Primera República italiana.

¿Cuál fue su papel en la política italiana?

Fue líder del PSI durante 17 años, logrando revitalizarlo y llevarlo al gobierno como Primer Ministro. Su administración fue una de las más estables de la República Italiana y marcó una fase de reformas económicas y una política exterior asertiva.

¿Por qué fue tan significativo su mandato como Primer Ministro?

Fue el primer socialista en ser Primer Ministro de la República y el tercero en la historia de Italia, y presidió uno de los gobiernos más largos y estables. Su gestión se destacó por la recuperación económica, la contención de la inflación y una diplomacia enérgica en el plano internacional.

¿Qué fue el escándalo de Mani Pulite y cómo afectó a Craxi?

Mani Pulite (Manos Limpias) fue una extensa investigación judicial que reveló un sistema generalizado de corrupción política y financiación ilegal de partidos ("Tangentopoli"). Craxi fue uno de los políticos más afectados, siendo condenado por corrupción y financiación ilícita del PSI, lo que llevó a su exilio y al fin de su carrera política.

¿Cuál fue la postura de Craxi frente a las acusaciones?

Craxi siempre negó haber cometido corrupción para beneficio personal, pero admitió la existencia de financiación ilegal del partido, argumentando que era una práctica sistémica necesaria para la actividad política del PSI, dadas las desventajas financieras frente a partidos más grandes.

¿Qué se entiende por "socialismo mediterráneo" en su contexto?

Se refiere a una corriente del socialismo del sur de Europa que Craxi representó, caracterizada por un pragmatismo distinto al de los socialismos nórdicos, una mayor defensa de los intereses nacionales, el papel del Estado en la economía y una menor rigidez doctrinal, manteniendo fuertes lazos con líderes de la región.

¿Cuál fue el apodo de Craxi y quién se lo dio?

Su apodo fue "il Cinghialone" (El Gran Jabalí), dado por el líder demócrata cristiano Giulio Andreotti, debido a su físico imponente y su carácter fuerte y combativo.

¿Cuáles fueron sus principales logros en política exterior?

Su política exterior fue enérgica y a menudo confrontacional, especialmente con Estados Unidos, en temas como Palestina y el terrorismo. Mantuvo estrechas relaciones con gobiernos socialistas árabes y defendió con firmeza la soberanía italiana, como en la crisis de Sigonella.

¿Qué relación tuvo con Silvio Berlusconi?

Craxi mantuvo una estrecha amistad personal y una alianza política con Silvio Berlusconi, quien era entonces un magnate de los medios de comunicación. Berlusconi apoyó al gobierno y al partido de Craxi, una relación que fue significativa para la trayectoria política posterior de ambos.